Un día jugando en el trabajo! 1/2

Les recordare que mi amante, mi esposo y yo trabajábamos en el mismo lugar, mi amante como empleado en servicio técnico, mi esposo como encargado de ventas, y yo cajera.

Era un día caluroso, pero agradable, por lo mismo en casa opte por elegir unas pantymedias champagne brilloso con abertura al centro, por si cualquier accidente o necesidad, una tanga blanca ceñida, zapatillas altas abiertas, una falda corta que hiciera lucir mis blancas piernas, una blusa escotada pero no atrevida, con brassier de esos que no tapan solo levantan y hacen la magia de mostrar mas apetitosas, paradas y chupables mis abultadas tetas.

Camino al trabajo, mi esposo no quitaba sus cálidas manos ni su mirada de mis piernas, acariciando y comentando lo hermosas que se veían, obviamente como buena niña yo dejándome consentir acomodándome abriendo un poco mas para su deleite, ruborizándome un poco resistiéndome no permitiendo que suban mas sus manos bajo mi vestido haciéndome la santa. Llegamos al trabajo un beso tierno y cada quien a su lugar, cabe destacar que la oficina es algo pequeña, y trabajamos uno muy cerca de otro, y ese día me toco compartir escritorio con mi futuro amante (pues mi área se encontraba en mantenimiento) justo a un costado del escritorio de mi esposo, llegue me senté, el me observo toda desde las zapatillas hasta mis carnosos y rosados labios, suspiro disimuladamente, mientras al mismo tiempo llevo su mano a su entrepierna, apretó duramente con ansia un costado de su muslo, y volvió a lo suyo frente al monitor.

Pasaron un par de horas, el día pintaba sin ventas. aburrido yo cruzo mis piernas, poniendo el tacón un poco puntiagudo en el muslo de mi futuro amante obviamente sin malicia, al percatarme de eso, lo retiro un poco apenada por el descuido. y antes de darme cuenta el se acercaba mas a mi, encajando el tacón en su muslo con mas fuerza!! torturando su piel, pero sin demostrar dolor, el vaivén de mis tacones moliendo su carne seguía, el se retiraba y acercaba con mas brío, le gustaba la sensación, el dolor el voyerismo de tener en el escritorio de enfrente a mi marido, yo aun asombrada y sin saber que hacer dejo mi pie entaconado, clavado en ese muslo y veo su cara con tintes ligeros de placer, el morbo también invade mi mente, y con mas fuerza mis pies disfrutan la sádica caricia.

Sin querer descubrí su gusto doloso, el se encaja mas mi tacón y su respiración se agita, su otra mano no pierde el tiempo y se soba levemente la entrepierna, veo la situación, retiro mi pie, pero el lo retiene con su mano, acaricia mi empeine mis dedos, mi pantorrilla, yo sorprendida y sin saber que hacer me dejo consentir bajo el escritorio, se voltea en su silla y pone mi tacón en su entrepierna, y aprovecho para acariciar con la suela del zapato, haciendo círculos,torturando levemente sus testículos, mi morbo y asombro están expectantes pues en esa entrepierna comienza a despertar algo, algo grande y se mueve es fuerte pues sus contracciones mueven mi pie al vaivén de sus latidos, wow que tan grande será? Me pregunto, no dura muchos minutos esa pregunta en mi cabeza, cuando decido descalzarme y acariciar su pene con mi pie y valla que es grande y fuerte estremece todo cuando se mueve, mi pie no abarca toda sus movimientos, descaradamente un pie acaricia su pene y otro entierra mi filoso tacón en su pierna, el con sus manos acaricia mis piernas aun tímidamente sin pasar de la pantorrilla, disfrutando la textura de las medias acariciando mi pie desnudo y el otro con la zapatilla traviesa, yo me dejo querer. Mientras mi mente se cuestiona que tamaño será? Que color tendrá? como sera ese falo, ardiente, palpitante, grueso? Lamentablemente mi hipnosis deseosa de pene fue detenida por un cliente esporádico y tuvimos que cortar nuestro juego, pues había que atender las labores, el salió a la zona de mostrador disimulando su grande erección, esculpida, provocada, dedicada a mi y mis suaves piernas, quede expectante en el lugar, sin darme cuenta que mi esposo había salido, un poco preocupada, ruborizada, excitada con mi entrepierna jugosa por la situación, aun pensante maravillada.

Paso cerca de 40 min y yo había acabado mi trabajo, no estaba el jefe ni mi esposo y decidí recostar mi cabeza sobre el escritorio, perdí la razón del tiempo, cayendo en un sueño de esos provocados por el calor de verano. Al poco tiempo me despiertan unas manos en mis muslos acariciándoles separándoles, mientras yo me hacia aun la dormida, se colocó en mi espalda detrás de mi silla y sus grandes manos recorrían mis piernas ya sin descaro, mis muslos internos eran agasajados por sus manos suaves y ala vez ásperas, calientes como fuego transmitían su deseo atravez de su furtiva caricia laboral, sus manos comenzaron a separar mis piernas, buscaban el camino, buscaban el final de mis muslos y se adentraban lentamente hasta topar con mi ropa interior blanca, pequeña de telas suaves, sus dedos desesperaron como su aliento en mi cuello y comenzaron a luchar para retirar dicho obstáculo y acceder a si a mis palpitantes labios mojados, jugosos hambrientos, comenzó a juguetear mi clítoris como un experto en el mapa de mi cuerpo, provoco mis primeros suspiros ahogados en mis manos tapando mi boca, cedí mas abriendo mis piernas, sus caricias se convirtieron en manoseos jadeantes en una batalla de alientos suspiros y gemidos, su otra mano no perdió el tiempo y busco la corona de mis senos sobre la blusa, y encontró a la primera mis pezones color durazno. ya respingados, rigurosos, respondiendo a sus caricias bajas, el no perdió el tiempo y metió su mano bajo mi blusa, suspiro como enamorado cuando toco mis senos casi desnudos, sus manos se sincronizaron con los dedos para torturar mi clítoris y mis pezones al son de sus labios en mi cuello, de sus cálidas palabras de deseo en mi oído, jurando que ''era hermosa, deseable que tenia tiempo deseándome que tenia que ser suya''