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Visitando al Dr.

  • Marjonmxli
  • 6 sept 2017
  • 4 Min. de lectura

Después de mucho tiempo voy al doctor de acupuntura, la cita fue concretada y me dirigia rumbo a su consultorio.

En el camino recuerdo dos que tres ademanes que hace hacia mi persona que pienso que me coquetea de vez en cuando, (tal vez sea mi imaginación juzguen ustedes) a continuacion...

Me presento al consultorio vestida de manera casual, me recibe en la puerta con su rostro sonriente "ME EXTRAÑASTE" comenta entre dientes, sorprendida y sonrojada trato evadir el custionamiento, pero no hay salida, le comento que cada vez que observo las cicatrices de consultas anteriores mi mente lo recuerda emulando cada punzada ligeramente dolorosa en mi cuerpo. el sorprendido dice ¨muy bien¨ me parece interesante me recuerdes por las cicatrices.

Caminamos unos cuantos pasos rumbo al privado, mientras el me dirige tomando mi cadera, me abre la puerta cortesmente y me invita a pasar, yo ya se la tematica, por inercia comienzo a bajar mi pantalón a la cintura él se hacerca, lentamente como un felino casando su presa, me toma de las caderas con ambas manos ordena ligeramente con su movimiento imperante de manos me diriga a la camilla de masajes, comenta: ¨la vez pasada, andaba cerca de donde trabajas y te vi subiéndote a tu carro¨ (Comenta entre travieso y emocionado) iba a llegar a asustarte y saludarte pero ya no te alcance" sonríe.

Comienza la sesión, mientras prepara las agujas y desinfectando el area, comenta que no estaba programada la cita, que me la iba a negar en tono regañon, le comento agraviada POR QUE? contesta: que mi madre hablo primero y le negó la sesión" por atenderme a mi, no sin antes sacarse de la manga su comentario atinado ¨cuando quieras venir los viernes a las 8, casi no tengo pacientes y siempre eres bienvenida.

Seguimos la sesión y comienza a romper el hielo con preguntas variadas ¨a dónde vas a ir en las vacaciones? cuestiona? a ningún lado respondo un poco triste y él dice pues vámonos a playa, me quede desconcertada y no supe que contestar, lo primero que paso por mi mente es que es casado por respeto a su esposa no le he insinuado nada, mi cabeza ya daba vueltas tratando de digerir la situacion, era romper el hielo o me coqueteaba? mi mente aun vuela por la situacion planeando de arriba abajo, mi imaginación y mi le o se encendían desde mi retorcido paraje de las fantasías hasta calentar y humedecer mi entrepierna y me convenzo mentalmente, que si no fuera por ese gran detalle, que estorba en sus dedo creo que ya hubiéramos comenzado a comernos las bocas, a darle rienda suelta alas caricias lindas, sucias desmesedidas, estaria ofreciendole todo mi cuerpo, coqueta recargada en su silla con una sonrisa picara esperando sus ordenes para entregarme a el, subida en la cama en donde consulta, esperando acabarme mi saliba y mi labial en su cuerpo en sus labios en su entrepierna y asi instalar en el la imagen de cada vez que atienda a alguien en esa cama se acuerde de dicho desliz.

regreso lentamente a la sesion con el, salgo del sueño erotico del haciendome suya, estoy de nuevo ahí entre sus manos aceitando ya mi piel desnuda el pero vestidos con los eu cubre mi sexo, con mi labial intacto y sin la boca seca, de nuevo me sumerjo en el viaje e imagino que tal vez tambien estando casado también lo haría.

Pero que mal educada soy, e olvidado describirles a mi caballero de blanco, para que me entiendan un poco más: el es alto, cabello rizado, pestañas rizadas, test blanca, color de ojos claros. Y voz varonil que provoca a tenerlo en mi oído maldiciendo o justificándose a mi oído mientras me roba gemidos en su cama de masajes, parte de lo que me gusta de este grande hombre, que e notado su súper abultado y gordo miembro asomándose, por en su pantalón cuando se sienta, frente a mi, esto invita a cometer un pequeño desliz que no afecte a nadie.

Regresando a la sesión de hoy, mi cuerpo se eriza ante sus manos cálidas grandes y suaves recorriendo mi piel con el hielo que usa para bajar la hinchazón y disminuir el dolor, me dice al oído detén el hielo? cuando llegamos a la parte de mi espalda a la altura de la cadera, coloca de nuevo su mano en mis caderas en mi piel, el solamente tiene que poner la mano arriba del hielo yo sentía como sus dedos titubeaban para tocar mi piel y acariciar disimuladamente, hoy también me toco masaje y llego el momento en el que me tenía que parar para que me abrazara y me tronara la espalda, ME RELAJE COMPLETAMENTE y me dice ACERCATE MAS Y PON TUS MANOS EN EL PECHO, pues cuando me acerque m abrazo y su perfume olía tan delicioso en su cuerpo que respire profundamente sin pensarlo, al terminar el me tomo de las caderas y me dice todo bien y yo sí. Dudo que fuera necesario tomar de las caderas y apretar un poco.

Otras de las cosas que he notado es que le gusta observar mis pies mientras estoy recostada en la camilla, a cada rato según el disimuladamente voltea a ver mi pies.


 
 
 

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