Una Tarde de Verano
- Escritor Nocturno
- 21 jul 2015
- 2 Min. de lectura

El sudor me trae a la mente una tarde de calida de verano, sudorosa, humeda, ardiente, esa misma tarde fue testigo mudo de tu presencia, complice de nuevo de tus afilidas zapatillas, golpeando el piso a tu paso, robando miradas, suspiros en honor de tu eferbesente, y muy unica presencia erotica. De nuevo les diste vida al calzarlas, altivas, brillosas, eroticas, un olimpo un altar 18 cm, digno de una diosa rencarnada en lo alto, tan cerca tan inalcanzable.
El calido ambiente es invadido por tu embriagante aroma magico, ese aroma que impregna el aura que te rodea, cual si fuese un perfume divino que emanaba de tus cabellos de tus poros de tu entrepierna de tus suaves pies.
Recuerdo de nuevo ese dia, me observabas fijamente a los ojos ordenando como latigo que besara y limpiara tus tacones, la suela y entre tus dedos. Mientras dentro de mi solo pensaba como escapar del yugo esclavizador, embriagante que es tu figura, que puedo hacer yo? si naci para obedecerte? que mas puedo hacer? si soy feliz a los pies de quien se aduena de mis orgasmos?, quien llega de sorpresa, fugaz, dejando una estela de deseo de necesidad de ser tu objeto, tu juguete en tus entranas.
Hoy solo espero el triste momento infinito de tu pronta e inevitable despedida de tu abandono, y busco un recuerdo de tu presencia un afiche de ti, un souvenir, un recuerdo de aquel par que me enciende al verlas en tus pies, ese par de bellezas negras esperando mi aliento, mi lujuria, invocandote de nuevo frotando mi pene, humillandome ante tus zapatillas negras, brillantes recuerdos orgasmicos que invocan tu regreso al mar infinito de mi obediencia.
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