¡Si se los come Enamora!
- Informando Educando
- 23 jul 2015
- 3 Min. de lectura

O por lo menos la has visto escrita en muros de Facebook o como comentario de algún amigo, pues si suele pasar según encuestas de diversos medios electrónicos y escritos, que el hombre ama más por lo menos en el momento a la mujer que le gusta saborear su lefa caliente al terminar el acto.
La mujeres promedio o normalmente mojigatas, o muy sensibles a lo asqueroso que puede verse este acto, comentan el desagradable sabor del semen masculino en primer lugar, en segundo lugar lo asqueroso de la consistencia en palabras de muchas, llegando a la conclusión que de cada 10 solo 2 aceptan beber del néctar masculino directo del envase palpitante, ciertos escritos, o tips en internet hablan de la magia de la piña y la fresa para hacer más agradable el sabor del semen, pero comprobado que es mentira, así que para de comer tanta pina y tanta fresa que tampoco es saludable, lo único comprobado son una straps que se colocan bajo la lengua de la dama para darle sabor al contacto con el semen, si como lo oyes puedes probar sandia, maracuyá PLATANO, u otras legumbres perdón verduras.
Poniéndonos más serios las cuestiones que se planteará esta mujer son: ¿lo recibo en mi boca o lo dejo caer en otra parte? ¿y si lo recibo en mi boca, me lo trago o lo escupo? Quizás conviniera pensar si existe alguna otra pregunta. Sí, sí existe: ¿a qué sabe el semen? Conviene saber que el semen es un producto de secreción interna (conductos deferentes, vesículas seminales y, sobre todo, próstata). Es decir, es algo elaborado en el interior del cuerpo, lo que significa que es limpio y aséptico (salvo enfermedad). No es un producto de excreción, no es un deshecho... Por tanto, al ser un producto limpio no debe haber obstáculos para aceptarlo libremente en la boca. Su olor es característico. Algunos lo asemejan al olor de la tierra mojada y otros al cloro o a la lejía muy diluida. Su sabor es alcalino (como a tiza), suavizándose si se comen frutas y algunas hortalizas. Es conocido el consumo masivo de tomates que hacen algunos actores pornográficos para facilitarles la tarea a las actrices. Sabiendo que el semen es así de inocuo e inofensivo, recibirlo en la boca o no, tragarlo o no, es cuestión de decisión propia, de los propios gustos y de lo que se quiera ofrecer al chico. Puede hacerse cualquier cosa con tal de que sea de mutuo acuerdo. El chico siempre se sentirá muy íntimamente aceptado en este tipo de práctica sexual. Pero también aceptará que por los gustos personales de la chica, ésta decida derramar el semen fuera de su boca o dentro. Y si ella decide que eyacule dentro, tragarse el semen o no (no corras al baño a escupirlo, es descorazonador, hazlo en una toallita preparada previamente, allí mismo, junto a él). Que la mujer se trague su semen añade un factor psicológico de aceptación importante para el chico, pero no influye en su placer. A los hombres les gusta que la mujer llegue hasta el final (tragarse el semen) por el significado de aceptación íntima que supone. Téngase en cuenta que eyacular dentro de la mujer tiene para el hombre un significado de dejarse llevar, de derramarse en el interior dejando una parte muy íntima de su ser físico. Pero no suelen hacer de eso un banderín de enganche y aceptan las otras opciones. Lo importante es llegar a un acuerdo, el que sea y más que nada este acto es un final necesario para muchos hombres, algo así como la cereza en el pastel, es la forma de demostrar o marcar que eres suya su mujer o en dado caso su amante.
Y del lado femenino es más que nada demostrar la confianza que tienes en tu macho de beber su leche, y demostrar que estás dispuesta a satisfacer el placer de verte arrodillada entregada a él, con sus semen caliente en tu cara con ojos grandes viéndolo directamente a los ojos, entregada en cuerpo y calentura, llegando a la verdadera conclusión que es más una pleitesía que un gusto femenino.
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